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OTRA MIRADA

EL DON DE LAS PRIMARIAS

Se celebran en Estados Unidos elecciones primarias en numerosos estados. El acontecimiento está muy presente en los medios de comunicación españoles. Es cierto que las noticias que llegan de la capital del imperio y sus alrededores tienen un impacto desorbitado. Un gato tiene que ser rescatado por los bomberos porque se sube a un árbol del que no sabe bajar en una casa con jardín del estado de Minnesota y aparece en varios telediarios ibéricos, como si aquí no hubiera cosas que contar.
En el caso de las elecciones primarias es normal que nos mantengan informados, no en vano de lo que se trata es de elegir a los candidatos que dentro de unos meses se convertirán en los amos del mundo. Incluso habría que plantear la posibilidad de que cada uno de los países afectados directamente por la política yanki pudiéramos elegir un representante en el Parlamento en Washington. Sería una forma de democratizar el planeta y quizás de controlar al monstruo que invade países o pisotea soberanías para alimentar sus irrefrenable apetito económico.
No sabemos lo que puede cambiar con las elecciones a presidente del imperio del próximo mes de noviembre. Una de las esperanzas que tengo es que la victoria de los demócratas abra paso a una política más respetuosa con los derechos humanos, que termine de una vez con la invasión de Irak, que cierre las cárceles secretas que la CIA tiene por el mundo y que el campo de concentración de Guantánamo desaparezca; eso para empezar.
Estados Unidos es un país complejo, que proyecta al mundo una imagen que a menudo no se corresponde con la variedad que coexiste en él. La falta de asistencia sanitaria que padecen millones de ciudadanos convive con las mejores universidades planetarias o las máquinas de acumular capital más potentes de la Tierra.
Aunque el bipartidismo es una limitación de la democracia me parece muy sana es la celebración de las primarias. No sólo por el hecho de que sean los ciudadanos los que elijan al candidato, sino porque ese proceso político abre los partidos más allá de su militancia e invita a los ciudadanos a una mayor participación política.
Me imagino en España por ejemplo unas primarias en las que Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz Gallardón se enfrentaran sin que sea la estructura del partido la que favorezca a una o frene al otro. Sería muy interesante vivir ese proceso antes de la celebración de unas elecciones generales.
Tampoco estaría mal ver por ejemplo un enfrentamiento en primarias entre la vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega y José Blanco. Sería apasionante contemplar a la política más valorada del país enfrentándose con un conspirador nato del aparato, más torpe pero quizás más astuto.
Otra diferencia con respecto al modo en que se realizan las elecciones en Estados Unidos es que allí los reverendos participan en el proceso electoral y entran en política. Aquí los obispos no paran de hacerla pero sin organizar un partido y ganarse un escaño. Siempre han preferido a alguien que les haga ese trabajo.
Publicado el 6 de febrero de 2007

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