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OTRA MIRADA

EN NOMBRE DE LA LIBERTAD

A la cúpula de la Iglesia católica española siempre le ha preocupado la libertad y basta con acudir a cualquier libro de Historia para demostrarlo. Su apoyo a la dictadura franquista paseando bajo palio al dictador Francisco Franco es un claro ejemplo. También lo es el hecho de que después de la Guerra Civil miles de españoles necesitaban un certificado de buena conducta de un sacerdote para poder trabajar. O sea, que los curas dictaban quién tenía o no tenía libertad para ganar un sueldo y comer. O por ejemplo, ataban la mano izquierda de los zurdos a una silla (porque decían que era la del diablo) para ofrecerles la posibilidad de aprender a escribir con la mano que les quedaba libre.

Por mucho que le doy vueltas no entiendo por qué la escuela debe ser el ámbito de la enseñanza religiosa. Puede ser porque los niños tienen una mirada inocente, necesaria para ver a Dios; o es más, quizás, que con su prematura formación, asimilen ese tipo de contenidos con mayor facilidad.

La Iglesia católica tiene una tendencia clara a conservar sus privilegios. Y la verdad es que tiene muchos. La Agencia Tributaria, sin ir más lejos, pasa el cepillo por miles de hogares españoles para ver quién quiere o no aportar su calderilla fiscal en la Declaración de la Renta. Es incomprensible que el Estado haga esa labor pero la verdad es que es todo un favor.

A eso hay que sumarle el sermón diario que emite a las seis menos cinco de la mañana en Radio Nacional (“Buenos días nos dé Dios”); la potestad para contratar o despedir profesores de religión o el hecho de que decenas de hospitales españoles tengan una capilla.

El uso y disfrute de una religión es algo que pertenece a la esfera privada de cada familia. Y es algo que los manifestantes que recorrerán las calles de Madrid se niegan a entender. Y son capaces de hablar de persecución cuando reciben muchos millones del Estado y tienen enormes privilegios fiscales.

Como la Iglesia no llama a las cosas por su nombre es difícil saber realmente lo que quiere. Ahora dicen que luchan por la libertad de elección. Y en un país con una democracia joven hay muchas libertades por conquistar. Por ejemplo, y hablando de clases: poder elegir la clase social a la que se quiere pertenecer.

Publicado el 9 de noviembre de 2005

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