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OTRA MIRADA

EL PESO DEL PASADO

EL PESO DEL PASADO
El arzobispo de Varsovia, Stanislaw Wielgus, ha dimitido tras conocerse que colaboró con los servicios secretos de la era comunista. Su nombre ha aparecido en diversos documentos junto al de otros once ex altos cargos de la iglesia católica polaca. Se trataba de un grupo de poder que obedecía a los intereses del régimen comunista. La prensa hizo pública esa información pocos días después de que hubiera sido nombrado arzobispo. El Vaticano ha aplaudido su decisión de abandonar el cargo y ha asegurado desconocer las actividades que Wielgus llevó a cabo durante su etapa de pluriempleo como espía.
Las autoridades polacas han recibido la noticia con buena disposición y han declarado que pretenden depurar el Estado de todos sus vínculos con el pasado en el que el régimen comunista negó las libertades. Lo ocurrido con el caso Wielgus es un claro ejemplo de que el pasado tiene consecuencias en el presente y que uno debe responsabilizarse de lo que hizo. 
Pero los ejemplos se quedan a menudo en casos aislados que no obtienen la respuesta colectiva de otras personas que deberían seguirlos y darse por aludidas. Puestos a buscar un ejemplo se me ocurre mirar hacia la iglesia católica española. Fue uno de los pilares fundamentales en los que se apoyó la dictadura franquista y una de las instituciones responsables de que en nuestro país se diseñara un régimen de apartheid en el que una parte de la sociedad tenía todos los derechos y una gran ayuda del Estado y otra parte de la sociedad que por sus ideas fue condenada a convertirse en una casta inferior, perseguida y condenada a una dura trag edi a en el mundo terrenal.
La Iglesia católica fue uno de los principales agentes represores de nuestro país. Franco le entregó la potestad, g ana da con un des pia dado apoyo durante la guerra de 1936, para educar a los españoles y decidir en el infierno terrenal de la España franquista dónde estaba el bien y dónde estaba el mal.
Ese apoyo es posible que fuera acompañado de una labor de espionaje al servicio del régimen. Los confesionarios eran refugios especiales para los dobles agentes en los que en muchas ocasiones fueron cultivados los réquiem de muchos campesinos españoles.
Pero los responsables de la iglesia católica española no se han arrepentido pública y notoriamente de su pasado de apoyo a la dictadura. Educaron en la culpa y la auto represión a millones de españoles, construyeron un marco teórico por el que las mujeres fueron anuladas en su función social y condenadas a una extrema dependencia de los hombres y obtuvieron a cambio opulentos privilegios que han conseguido conservar tras treinta años de democracia.
Recientemente en una pastoral la iglesia española acusó al Gobierno de hacer una mirada selectiva del pasado con su ley de memoria histórica. Lo dice la misma Iglesia que no ha reconocido a los sacerdotes que murieron por oponerse al golpe militar franquista. Los mismos que seleccionaron a los “caídos por Dios y por España” en sus iglesias. La sabiduría popular vuelve a dar en la di ana : el que tuvo, retuvo.
Publicado el 10 de enero de 2007

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