LA AMENAZA FANTASMA
Mi intención no es contradecir a los analistas internacionales que aseguran que George W. Bush es corto de miras, pero creo que están equivocados. El actual habitante de la Casa Blanca ha tenido una de las ideas más brillantes de la historia de la humanidad. Consiste en invadir países con los recursos suficientes como para correr con los gastos de ser invadidos. Una forma de conseguir un botín de guerra sin que se note.
Para que me entiendan lo mejor es que ponga un ejemplo. El ejército USA invade Irak en nombre de la democracia. Y a cambio de permitir a los iraquíes morir en un atentado en la cola de un colegio electoral, me llevo todo su petróleo para pagar la factura. Eso sí, me llevo miles de soldados para que la factura sea tu producción de petróleo de un montón de años.
Y como buen empresario, el presidente Bush quiere ahorrar costes, para mejorar sus beneficios. Así que después de anunciar que unos cuantos miles de marines volverían a casa, se le ha ocurrido la brillante idea de que en su regreso a las tierras del Tío Sam, vuelvan a defender la seguridad de Occidente e invadan otro país cuya principal materia prima no es la carne ni el carbón.
Las autoridades iraníes han anunciado su programa nuclear en el mejor de los momentos. Y casualmente, el mercado del petróleo, controlado por las grandes distribuidoras norteamericanas, ha vuelto a disparar sus precios. Cuanto más paguemos por un barril, mejor amortiza el gobierno USA la liberación de Irak. Ahora podría añadir que desde que los chicos de Bush gestionan el petróleo iraquí el precio está por las nubes y eso no puede ser una simple casualidad.
Lo que parece especialmente triste es la obediencia con la que el resto de la comunidad internacional cierra los ojos y recrimina a Irán que tenga una central nuclear. Hasta ahora, el único país que ha utilizado una bomba nuclear contra población civil ha sido EEUU, el paladín de la lucha contra las armas de destrucción masiva. Por cierto, es el mismo que en nombre de la libertad ha encerrado a cientos de presos en Guantánamo, violando los derechos humanos básicos. Para entender lo que hace el amo del imperio nada mejor que la sabiduría popular: dime de qué presumes y te diré de qué careces.
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