DESTROZANDO EL FUTURO
El otro día encendí el ordenador para mirar mi correo electrónico. Introduje mi nombre y mi contraseña y el primer correo electrónico que me encuentro era uno que tenía como título: “Querido abuelo”. Como mi hija tiene nueve años pensé que se trataba de una broma o de alguna campaña de publicidad de las muchas que te invaden el buzón electrónico. Así que coloqué el cursor del ratón junto a la casilla en la que marcas un correo electrónico que quieres eliminar y cuando me dispuse a borrarlo mis ojos aterrizaron en la fecha en la que había sido enviado. El 27 de noviembre de 2037. En ese año ya podría ser abuelo –pensé- si vivo para verlo.
Aquella fecha despertó mi curiosidad, aunque lo achaqué a las labores de un publicista que desde un despacho había ideado una forma de que yo no tirara ese anuncio electrónico a la basura antes de leerlo.
Una vez pinchado el correo pude acceder a su contenido. Decía que era mi nieto y que en la universidad había descubierto un método para viajar en el tiempo a través de Internet y que podía enviar información al pasado. Me decía que quizás no llegaría toda la información porque descontando años los correos electrónicos se corrompían. Y se despedía asegurando que intentaría enviarme una fotografía suya con mi hija (su madre) y su hermano.
Pensé que se trataba de una broma, una campaña de publicidad de esas que van por partes, que te generan intriga hacia algo y que el día en el que abriera la foto vería un coche que será el mismo que dentro de treinta años le gustará a mi nieto o algo así.
Pasaron dos semanas y recibí un nuevo correo electrónico de mi nieto. Esta vez observé que traía bastante memoria así que debía portar la prometida fotografía. Cuando lo abrí y vi a mi hija con treinta años más y a dos jovenzuelos que parecían ser mis nietos sentí una fuerte impresión. Estaban en especie de cueva amueblada.
El texto decía: “Aquí nos tienes abuelo, en casa. Hace ocho años que no pisamos la superficie de la Tierra , gracias al deterioro climático que provocasteis con vuestros coches y vuestras ansias de consumo. Pero no te equivoques; no nos escondemos aquí del calor, nos escondemos del frío. Tras el deshielo de los polos, billones de litros de agua se evaporaron y la tierra quedó oculta al sol, rodeada por una densa niebla. Y hemos tenido que refugiarnos aquí para sobrevivir. Cultivamos hongos y utilizamos la energía eólica que hemos dejado funcionando en la superficie, que no sabemos cuánto tiempo puede durar. Voy a tratar de enviarte el programa que he creado para que me puedas responder a estos mensajes. Mi madre está bien, siempre ha sido luchadora y sale adelante. Abrazos.
Lo que han leído hasta aquí podría ser el argumento de una obra de ciencia ficción. Pero acabo de leer que España sigue siendo uno de los países que está incumpliendo severamente el protocolo de Kioto. Emitimos a la atmosfera muchos más gases de los que deberíamos. El Gobierno tiene que tomar medidas tajantes y urgentes para que no tengamos que volver a las cavernas, ni nosotros ni nuestros descendientes.
Publicado el 28 de noviembre de 2007
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