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OTRA MIRADA

LOS ACCIONISTAS DE LA MUERTE

LOS ACCIONISTAS DE LA MUERTE
La producción en cadena de asesinados que está llevando a cabo el gobierno de George Bush en Irak es un inmenso negocio; y no sólo por el hecho de que el suelo del país guarde inmensas bolsas de petróleo. Los magnates de la muerte inventan nuevas líneas de negocio porque nunca se conforman.
En esta última guerra de un Bush se ha puesto de largo una nueva línea de negocio que nace de la privatización de la violencia bélica. Antes, las empresas norteameric ana s fabricaban el armamento y lo vendían, a veces saltándose los bloqueos internacionales porque el dinero, y especialmente el sucio, no tiene fronteras. Ahora que la tecnología necesita personal cualificado para producir muerte, las nuevas empresas de la guerra aportan, además del armamento, el soldado mercenario.
En Irak actúan en la actualidad varias empresas de “seguridad” norteameric ana s, que se d edi can a la gestión de recursos más bien inhumanos. Se trata de compañías de asesinos, que participan, exentos de un mínimo escrúpulo, del botín que el gobierno de George Bush está extrayendo del suelo iraquí.
Son soldados sin alma, y muy bien pagados, que gracias a la cobertura y connivencia del ejército enviado por Bush han llevado a cabo algunas carnicerías de civiles. La última de ellas ocurrió el pasado 16 de septiembre en las calles de Bagdad. Un convoy de mercenarios de la empresa Blackwater (agua negra) se detuvo en una calle céntrica y comenzó a disparar ráfagas de ametralladora a diestro y siniestro.
En total fueron diez los civiles que paseaban por la calle o conducían sus coches y  murieron a causa del “fuego amigo”. Policías y periodistas que fueron testigos de la matanza aseguran que los mercenarios norteamericanos dispararon a todo lo que se movía. Seguidamente el convoy de Balckwater salió precipitadamente del lugar sin preocuparse por la gente a la que había asesinado o herido.
Blackwater es una empresa cuyo vicepresidente, Coffer Black, es considerado el organizador de numerosas operaciones clandestinas de la CIA. Entre sus grandes amigos se encuentran: Dick Cheney, vicepresidente de USA; y el ex secretario de Defensa, Donald Rumsfeld; casualidades de la vida.
Las autoridades iraquíes abrieron inm edi atamente una investigación y la decisión de los mandos norteamericanos fue la de sacar a todos los miembros de la empresa del país para que puedan disfrutar en USA de toda la impunidad que necesiten.
Lo que nunca se podrá saber es cuántos de esos civiles han muerto a causa de las balas amigas del tío Sam. La ayuda de George W. Bush al pueblo iraquí ha consistido en buena parte en destrozarles la vida a miles de personas. Con la garantía de que la legislación internacional sobre derechos humanos no conseguirá que esos asesinos a sueldo tengan que responder por sus crímenes ante la ley.
El mundo se ensombrece cuando la carroña económica colabora con el poder político. La vida se vuelve oscura. Por eso, si alguien cierra los ojos ante las injusticias se está convirtiendo en un mercenario de la impunidad.


Publicado el 26 de septiembre de 2007

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