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OTRA MIRADA

MENTIRAS DE DESTRUCCIÓN MASIVA

Hace unos meses, en la presentación del último libro de José María Aznar, un reportero del programa Caiga quien Caiga se acercó a la mujer del ex presidente, Ana Botella, para hacerle una pregunta: “Cuando su marido y usted ven noticias sobre Irak en la tele, ¿él se siente orgulloso?” La actual concejala del ayuntamiento de Madrid esgrimió una forzada sonrisa, para no tener que decir nada.
 
Se cumplen cinco años de la invasión de Irak y sus promotores no se han disculpado públicamente y ni siquiera se afanan en trabajar para reparar todo el daño que han causado. Los tres protagonistas de la foto de las Azores no han vuelto a reunirse para buscar una solución y detener la máquina de matar que pusieron en marcha el día en que se reunieron para orquestar esa terrorífica hazaña.
 
Para conmemorar el aniversario el vicepresidente de EEUU, Dick Cheney, ha visitado Bagdad. Y lo ha hecho para seguir alimentando y engordando la gran mentira con la que justificaron la invasión. Cheney asegura que la invasión de Irak “ha sido un éxito” y añade que son palpables las mejoras que se han producido en el país.
 
Es difícil entender el significado que puede tener para Cheney la palabra éxito, salvo que el objetivo de su gobierno fuera causar todo el daño que ha padecido en estos cinco años el pueblo iraquí. Según la Universidad Jonh Hopkins, de Marylan, EEUU, las personas muertas a causa de la invasión se acercarían a 1.000.000. Antes de que comenzara la tragedia la tasa de mortalidad en Irak era de 5,5 por cada mil habitantes. Cifra que en estos últimos años ha ascendido a 13,5.
 
Parte de las muertes tienen que ver directamente con la actividad militar de los ejércitos invasores. Pero otras están relacionadas con el deterioro en la calidad de vida que genera una guerra: la falta de medicinas o asistencia sanitaria, el hambre, las consecuencias del estrés traumático…. A ese terrible drama hay que añadirle os 4.000.000 de desplazados que ha generado el conflicto y que han escapado de sus hogares para salvar la vida.  
 
El éxito al que se refiere Cheney debe tener que ver con algo de lo que no nos llegan noticias; el destino del petróleo iraquí. No sabemos nada de él porque se encuentra en paradero desconocido, pero es más que evidente que la invasión se produjo porque había una golosina para Bush y sus amigos.
 
Los autores intelectuales de la guerra de Irak hacen su vida a miles de kilómetros de las bombas, sin haber dado la más mínima muestra de arrepentimiento. Es el caso de José María Aznar, actual presidente de honor de un partido político, el Popular, que no ha condenado la tragedia iraquí y que al mismo tiempo pide la ilegalización de formaciones políticas que no condenan los atentados terroristas en nuestro país.
 
Sería deseable que algún día los tres protagonistas de la foto de las Azores estuvieran sentados en un banquillo. Aznar, Bush y Blair acusados por un delito contra la humanidad. Y declarando ante el Tribunal de la Haya, es posible que no se sintieran tan orgullosos por haber causado tanta muerte y terror. Su impunidad es la puerta para futuras atrocidades.
 
Publicado 19 de marzo de 2008

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