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OTRA MIRADA

PAN PARA HOY, HAMBRE PARA MAÑANA

Según un sondeo realizado por el Instituto de Estudios Fiscales, el 46% de los empresarios españoles justifica el fraude al fisco como una forma de sacar adelante el negocio. Esa mentalidad debe restarle muchos ingresos a la Agencia Tributaria y por extensión al patrimonio de todos los ciudadanos y a la calidad de los servicios públicos que cuentan con menos recursos de los que tienen.
A menudo el lenguaje denota una mentalidad y en este caso es demasiado evidente. La expresión “defraudar a hacienda” es una forma edulcorada de denominar un robo que se nos hace a todos los ciudadanos. ¿Alguien se puede imaginar que un día llegara Hacienda a casa de un empresario y le dijera?: “Me has defraudado, esperaba más de ti.
La cultura relacionada con el pago de impuestos en España es bastante frágil y relativamente reciente. En el documental “Después de…”, de Cecilia Bartolomé, rodado en los años 1979 y 1980 aparecen miles de empresarios en un Palacio de Deportes de Madrid. En el centro del escenario, una mesa alargada en la que un hombre lee una estrofa de la canción, “A las barricadas”. Se trata de una protesta de miles de hosteleros que van a pagar impuestos por primera vez. Y la carga que les iba a imponer el Gobierno era de un cinco por ciento. Educar a toda una sociedad en sus obligaciones fiscales no ha sido fácil;  una labor que no ha terminado todavía.
Existen dos tipos de impuestos: los indirectos afectan fundamentalmente a los ingresos de una persona y a su patrimonio; los indirectos los pagamos todos por igual, indistintamente de “nuestra fortuna”, cuando compramos ciertos bienes: coches, gasolina,…
Durante los años ochenta la carga impositiva para las grandes fortunas aumentó considerablemente. La teoría de quien más g ana más paga nos llegó, procedente del continente europeo. Con el aumento de sus ingresos el Estado pudo crear un amago de sistema de bienestar y eso que el que nosotros hemos conocido estaba a años luz del que había en los países nórdicos.
Tras la caída del muro de Berlín, la debilidad de las socialdemocracias y el triunfo de las tesis neoliberales los distintos gobiernos han potenciado los impuestos indirectos, los que pagamos por igual todos los ciudadanos. Y mientras tanto las cargas sobre las grandes fortunas han ido descendiendo.
A pesar de todas esas ventajas, los empresarios españoles siguen creyendo innecesario el pago de impuestos y necesario el fraude fiscal. Saben que en la selva de la economía son más fuertes y tienen más posibilidades de sobrevivir. Y además denotan una tremenda falta de solidaridad.
Lo importante del pago de impuestos es ver que mejoran la vida colectiva. La existencia de una buena red pública sanitaria y educativa es una garantía para la supervivencia de nuestro bienestar colectivo. Algunos políticos prometen bajadas de impuestos que son pan de hoy y hambre de mañ ana . Lo que deberían hacer es educar y crear las condiciones para que la justicia social mejore.
Publicado el 5 de diciembre de 2007

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