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OTRA MIRADA

¿LOS SABIOS DE TVE?

El pasado 28 de octubre Televisión Española celebró su 50 cumpleaños. Los festejos no fueron excesivos porque el ente anda camino de mandar a la calle a más de 4000 trabajadores y no está el horno para bollos. Son cinco décadas que forman parte de la memoria sentimental de millones de españoles, especialmente de los que parpadeamos durante años cuando ése era el único c ana l.

 

Cuando José Luis Rodríguez Zapatero llegó a la presidencia del Gobierno anunció a bombo y platillo un gran proyecto para remodelar la televisión pública, modernizarla y acercar sus contenidos a los de otros grandes c ana les europeos como la BBC. Para ello se creo un Comité de Sabios, formado por personalidades de la filosofía o las ciencias sociales que durante un tiempo reflexionaron acerca del papel que debe tener en una sociedad como la nuestra una televisión pública estatal.

 

El informe del Comité de Sabios hablaba de una programación de servicio público, que ocupara los espacios que las televisiones que dependen del libre mercado no quieren ofrecer, que se ocupara principalmente de temas culturales y sociales. Se trataba del proyecto de una televisión formativa, educativa y que fomentase el espíritu crítico de los ciudadanos.

 

Pero si uno echa un ojo a TVE 1 es difícil encontrar la filosofía del Comité de Sabios plasmada en la programación. Puedo encontrar programas como Mira quien baila, donde la nieta del generalísimo Franco se pone a sueldo de todos los españoles; o el programa Ankawa, donde Bertín Osborne con la repetitiva recua de famosetes se divierte unas horas, o Cine de Barrio, donde no se utiliza nuestra filmografía para ana lizar lo que fuimos y entender lo que somos, sino para hacer un folklore inspirado en el lado más casposo del día de la raza.

 

Realmente se trata de una televisión pública difícil de defender y mucho más si tenemos en cuenta que los costes causados por el mantenimiento de tanta caspa catódica han generado una deuda que supera los 7000 millones de euros. Una gestión tan deficitaria a cambio de una programación que en su horario de máxima audiencia ofrece contenidos cuyo único fin es atrapar una porción de la tarta publicitaria.

 

Recientemente en un desayuno informativo un periodista le preguntó a Carmen Cafarell, la directora del ente, si tenían pensado tomar algún tipo de m edi da contra los gestores que habían contribuido a crear esa gigantesca deuda.

 

La existencia del Comité de Sabios y de su informe parece más bien una coartada que un proyecto real. Ni siquiera ahora, que se prepara la regulación y la prejubilación de miles de trabajadores, se plantea que forma parte del proyecto de hacer una televisión pública que cumpla un servicio real a los ciudadanos.

 

En algunos países europeos se pagan impuestos especiales para las televisiones públicas. A mí no me importaría hacerlo si viera en TVE programas que ayudan a la gente a ensanchar su cultura; si viera en la televisión otras voces que a menudo no llegan a las pantallas. Rectificar es de sabios. Les estoy esperando.

 

Publicado el 1 de noviembre de 2006

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