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OTRA MIRADA

LA MANO INVISIBLE

Hay gente que afirma que la economía es una ciencia y funciona como las matemáticas. Ocurre con muchas formas de conocimiento, como la sociología o las “ciencias” de la información. Pero los economistas muchas veces trabajan para reproducir las relaciones de poder y no pueden decir que dos que compran y dos que venden son cuatro.
La teoría económica moderna se desarrolló especialmente en el siglo dieciocho. Cuando algunas sociedades se industrializaban comenzó la reflexión acerca de cosas como la oferta, la demanda o el coste de fabricación de más productos, que abarata gastos.
Uno de los hombres que potenció esa teoría fue el británico, Adam Smith (1723-1790), con su teoría sobre la mano invisible. Algo así como que la libertad de mercado está dirigida por una inteligencia intangible que hace que las cosas funcionen, como un espíritu santo de la economía.
Un siglo después llegó Karl Marx (1818-1883) y explicó lo que era esa mano invisible; la lucha de clases. Se trataba de una relación en la que los dueños de la tierra y de las industrias trataban de multiplicar sus beneficios a costa de las condiciones de vida de los trabajadores. Y a su vez los trabajadores trataban de mejorar esas condiciones y limitar los beneficios de los empresarios. Así se produjeron algunas revoluciones.
Pero la mano invisible de la economía siguió campando a sus anchas, hasta que en el año 1929 se produjo el crack económico de Estados Unidos, poco después de la revolución soviética. Y los empresarios del mundo se asustaron, pensando que la crisis podía extender un malestar entre los trabajadores y que el ejemplo soviético se extendiera.
Entonces llegó otro economista, John Mainard Keynes (1883-1946), que marcó el camino a seguir para esa mano invisible. Promulgó la intervención del Estado en la economía, para crear un sistema de protección y prevenir desastres. Era una forma de decir que los empresarios debían hacer ciertas concesiones a los trabajadores y el Estado responsabilizarse de algunos de sus problemas. Así nació la Seguridad Social, se marcó una jornada laboral que no iba de sol a sol, se crearon sistemas sanitarios públicos y se estableció un colchón para que esas relaciones de poder no se vieran amenazadas por una crisis. Esos hombres, otros y otras mujeres han marcado el camino de la economía y en algunos momentos han conseguido desvelar el rostro de esa mano invisible.
La economía ha entrado en nuestras vidas y todos conocemos parte de su terminología. Los economistas que trabajan para la mano invisible han tratado de construir algo parecido a una ciencia, para predecir el futuro y especialmente para ajustar los beneficios a favor de los empresarios.
Pero esa ciencia tiene a veces zonas oscuras y efectos paranormales. Ahí va una. La Comisión Europea sigue preguntándose por qué en España hay en circulación 113 millones de billetes de 500 euros, más de la mitad de los que hay en toda Europa. Muchos españoles no los han visto ni en fotografía. Eso no tiene una explicación científica, pero sin ser economista puedo llamarlo dinero negro; ese que no paga impuestos y del que sólo disponen aquellos que tienen “una mano invisible”.
Publicado el 4 de julio de 2007

2 comentarios

flor,nati,celeste -

no entendimos lo de la mano invisible en el mercado negro :S

giliola -

bacano